1) Reglas del juego mucho más estrictas
Tras 2007 llegaron reformas profundas. Hoy la concesión de hipotecas es más prudente, la información al cliente es más clara y los costes están mejor repartidos. Resultado: procesos más seguros y previsibles.
2) Hipotecas más “previsibles”
En 2007 predominaban los tipos variables y cualquier subida del euríbor disparaba la cuota. En 2025, el tipo fijo gana peso y el riesgo para las familias es menor. Menos sustos = más operaciones que llegan a buen puerto.
3) Oferta: de la sobreconstrucción al déficit
Entonces sobró vivienda; hoy falta. Se construye bastante menos que en 2007 y en muchas zonas la obra nueva se absorbe rápido. Esa escasez sostiene precios y reduce tiempos de venta.
4) Precios: máximos en capitales, mapa desigual
Las grandes ciudades y zonas tensionadas ya superan, en términos nominales, los picos de 2007, mientras que otras áreas van a ritmos distintos. Para el vendedor en ubicaciones “calientes”, la demanda empuja con fuerza.
5) Demanda más diversificada (y con músculo)
El comprador extranjero es un actor estable, el empleo resiste y la demanda doméstica sigue activa. Más perfiles solventes se traducen en más posibilidades de cerrar bien la operación.
6) Banca más sólida y morosidad contenida
El sistema financiero está mejor capitalizado que hace una década y la morosidad es baja. La financiación es más prudente y, por tanto, más fiable.
7) Actividad alta, pero sostenible
Hay muchas compraventas, pero sin la euforia descontrolada de 2007. El ritmo es sólido y selectivo, con foco en producto de calidad y ubicaciones con servicios.